viernes, 19 de mayo de 2017

Sinceridad...

Nunca le decimos a los demás lo que de verdad pensamos de ellos. Nos pasamos la vida diciendo lo que sabemos que los demás quieren escuchar, aunque sea mentira. Es como una regla no escrita que todo el mundo sigue. O al menos el 95% de la población terrícola.

Te cruzas por la calle a alguien que hace tiempo que no ves, y todo son alabanzas sobre su peinado, su tipo, su vestido... Y es dejarla atrás y empieza la verdad: "Pues está horrorosa, ha engordado, vaya ojeras, y qué vestido tan espantoso lleva"...
¿Por qué se hace eso?

Luego estamos los "raros", que somos los que decimos lo que pensamos, nunca con afán de ofender a nadie ni de meternos donde no nos llaman, pero sí dejando claro lo que pensamos de uno u otro tema. Y que si hay que dar una opinión, la damos. Y no es gratis, que somos los que tenemos más enemigos del universo. Si vemos a alguien que ha empeorado, y sabemos que eso le va a hacer daño, no se lo decimos, ¡PERO TAMPOCO LE MENTIMOS ECHANDOLE PIROPOS!


Pero la mayoría de la gente no lo hace. Es mejor callarse y así mantener las "amistades". El día que busquemos lo que significa la palabra amistad en el diccionario, algunos se darán cuenta de que están más solos que la una, y que las dos.



Los sinceros tenemos pocos amigos, pero de los de VERDAD, porque es gente como nosotros que entiende la honestidad y la valora, y huye de gente falsa e hipócrita, que resulta aburridísima.

Y esos que dedican su vida a hacerse selfies todos idénticos, y publicarlos en Facebook o Instagram, y ¡es automático! 38 comentarios, pinchas y todos: "Guapa", "Bellezón", "Pero qué bien estás"... Y mentiras del estilo, puff!! A algunos de verdad, da cosica verles...

Por dios, si de verdad te consideras amigo de alguien que hace eso, ¡¡DILE LA VERDAD!! Que está haciendo el ridículo más espantoso, ¡y tú encima le aplaudes!

"Me río con ella, y nos lo pasamos muy bien. No entiendo la necesidad de decirle a mi amiga que no tiene edad ni tipo para ir vestida de sexy veinteañera, ni que se pinta muy mal los ojos y debería ir menos apretada, porque cualquier día le proponen algo indecente, porque además le gusta provocar y queda ridícula a su edad tonteando con los tíos".
No hace falta. Sería absurdo pelearte con tu mejor amiga por decirle lo que de verdad piensas, ¿no?
¿Para qué? Si se está bien así, mintiendo sin parar.

"Mucho mejor seguir como estamos, nuestra amistad va más allá de que ella sea la tía más tacaña del mundo consigo misma (y por supuesto con los demás), vista como las abuelas que tienen los brazos flácidos, y sea más divertido hablar con una pared de pladur que con ella".
¿Pa qué? 


No tiene sentido ninguno. "Si ya somos como hermanas, todo el día juntas, ¡y las dos familias veraneamos en el mismo sitio desde hace 10 años! Y lo bien que lo pasamos en el chiringuito aguantando al tontopollas de su marido, que todos los años igual, tiene que hacer los mismos chistes, y no nos deja dormir la siesta después de comer, antes de bajar a la playa. Y así los 15 días de vacaciones. Menos mal que no es un mes, porque si tengo que aguantarlos a ellos, y a la mierda de niños maleducados que tiene, consentíos y feos, me da un ataque, pero somos amigos y eso es lo que importa".

"¿Como nos vamos a pelear si yo soy la madrina de su niño, y ella la madrina de la mía? No no no, no puede ser. ¡¡Que tenemos los álbumes de las comuniones conjuntos y todo!!
Y nuestros maridos, ¡¡íntimos amigos!! Todo el día juntos en el bar y en la partida de mus. Al mío no le gusta el mus, pero lo hace por no hacerle el feo. Lleva 10 años pasando sus vacaciones con un tío que le repatea los hígados, al que le huele el aliento, que sólo habla de gilipolleces y que bromea sin parar con tocarme las tetas. Pero mi marido se aguanta, porque es su amigo, y la amistad está por encima de todo.
Claro, si le dijera que piensa todo esto de él, se enfadarían, y no, no es plan".


"Así está bien, nos lo pasamos bien, y vamos los sábados al centro comercial a comer, y después al cine todos juntos, a gastarnos un pastón porque ellos nunca sacan la cartera, y a tragarnos el coñazo de película que haya elegido el caprichoso del niño. Pero en cuanto acaba la peli digo que tengo mucha plancha, y salimos corriendo pa casa, coño, qué nunca podemos quedarnos los sábados en casa porque por cojones tenemos que salir, que lo vamos a pasar muy bien porque hace muy buen día pa comer fuera.
¡Cojones con el cambio climático, que cada vez llueve menos!"

"Pero bueno, no es mala gente. Menos cuando mi amiga empieza a sobetear a mi marido, dándoselas de sexy, con ese bigote que tiene ¡por dios!, y esas patas de gallo más marcadas que las de Camila Parker Bowls, y yo tengo que contenerme por no sacarle los ojos al imbécil de mi marido, que le mira la canaleta con cara de perro sarnoso. Y cuando empiezan a contarnos sus viajes, los hotelazos en los que han estado, y se ponen a enseñarnos fotos en el iPhone, la verdad es que me cae un poco gorda, pero no lo hace con maldad..."


"Pero no pasa nada, nos divertimos. Y nos llevamos bien.
Los niños a veces se pelean, porque los de ella están siempre alardeando de los sobresalientes que han sacado en el English International School College, como si eso fuera algo de lo que alardear. Pero si con el pastón que cuesta, ¡les aprueban todo sin estudiar!
Los pobres míos, como están en un colegio público porque es el que más cerca nos pilla de casa, suspenden todo estudiando, porque ya sabemos cómo está la pública. Un desastre".

"Hay veces que tenemos que separarlos porque se pasan los chiquillos las 12 horas que estamos juntos al día, tirándose de los pelos enganchaos. Cosas de niños. Pero así se distraen.
Que la verdad es que luego llegamos a casa y su padre se pone con el ordenador, yo a planchar y a preparar la comida de mañana, y los niños se aburren tantas horas con la Play en el salón. Tan a gusto. Haciendo lo que queremos, sobre todo yo, que me encanta planchar y cocinar to los putos días de mi puta vida. Copón, qué suerte la mía. Qué feliz soy, ¿cómo le voy a decir a mi mejor amiga la verdad de lo que pienso sobre ella? Y ¿pa qué?" 

"Si así estamos bien. Por lo menos yo. Ella no sé, y la verdad es que me da igual, porque somos amigas, y las amigas nos tenemos que aceptar como somos. Porque si no, ¿qué clase de amigas seríamos? Nada nada, yo no digo ná. Que así estamos bien... Y vamos a andar por las mañanas. Yo lo hago por ella, a ver si adelgaza un poco y reduce lorzas, porque como somos tan amigas..."

Y como este ejemplo, todos los que queráis.
Si le dices a uno que está intentando ligar contigo que no tienes ninguna intención de ligar con él, ¡se ofende! ¡Encima que le estás ahorrando tiempo y evitando que haga el ridículo! Debería darte las gracias por tu honestidad, pero no, te insulta.

Si le dices a una amiga que no te apetece salir, te dice que eres una aburrida y se enfada.

Si no le haces un favor (a alguien que está acostumbrado a que se los hagas) porque no puedes, se lo toma a mal.

En fin...


El señor este Giraudoux debería estar hablando irónicamente, porque la sinceridad trae más problemas que otra cosa, aunque te da una paz interior que no está pagada con nada.

Moraleja: Sé sincero contigo mismo, y sólo así podrás serlo con los demás. Reconoce tus defectos y ríete de ellos, porque por mucho que los quieras ocultar, están a la vista de todos. Tus michelines, tus patas de gallo, tu culo gordo, tu forma de ser insoportable o tu nariz gigante están ahí. A ninguno nos gusta cómo salimos en las fotos, ¿verdad? Pues esa es justo la imagen que damos a los demás, y no la que nos hacemos nosotros mismos y queremos dar.

No te rodees de gente que no te gusta simplemente porque es la que te aguanta. Se pasa mucho mejor y se es mucho más libre con la gente a la que tú eliges, aunque sea poca, gente que dice lo que piensa, aunque a veces puede que algo no te guste, pero al menos sabrás que no te están mintiendo. Mejor es tener un amigo honesto que cien gilipollas.

Los sinceros, los que decimos lo que sentimos, los que no podemos decir lo que los demás esperan oír, los que somos espontáneos, tenemos pocos pero auténticos amigos y estamos muy mal vistos, pero oye, dormimos tan agusto... Sin tener que ponernos férula de descarga ni tapones en los oídos.

Que el culo colgandero y el escote demasiado bajo para tu edad, los tienes, aunque tus "amigas" te digan que no. Que eres una friki repelente con voz de pito y no hay quien te soporte. Y lo sabes. Pero te encanta que te digan que estás divina y que eres genial...
Aunque sea mentira.

Y oye, ¡cada uno vive todo lo engañado que quiere!
Ya lo decía Don Pedro Calderón de la Barca en 1655... Hace 369 años, ¡ahí es ná!



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