domingo, 7 de marzo de 2010

Hay una fuente niña, que la llaman del amor....

Abre la puerta niña, dale paso al amor...


No sé cómo ni por qué he llegado yo a estar aquí, a las 12 y pico de la noche, escuchando a Triana por casualidades del Spotify bendito, despegándome por segundos de esta, mi cruel realidad, y tele-transportándome esos mismos segundos, a esas noches frescas de sonrisas con inmejorables perspectivas, de inconsciencia real y absoluta de lo que se nos venía encima, llegado el momento...
O sea, si llego a saber lo que era esto de ser madre y tener hipoteca, me quedo en los tiempos de instituto pa siempre!

Intento meterme en lo que quiero expresar, pero siempre hay algún elemento, parido o vecino, que se empeña en arrancarte de esos tiempos relajados y divertidos, en los que eras feliz aunque siempre pensaste que no lo eras, y te das cuenta de que es verdad eso que siempre han dicho las cuarentonas: "Si yo tuviese 20 años menos, con lo que sé ahora..."

Porque es verdad, porque es verdad que nos pasamos la vida intentando llegar a algún punto fijo, esperando "a"... y cuando de repente tienes 40, te das cuenta de que has perdido la vida corriendo en la misma dirección que el resto, sin darte ni cuenta!!, cuando lo que a ti te hubiese hecho feliz, es haber ido en tu dirección, en la tuya!!, sin tanto prejuicio, de que esto no se hace, que lo otro no es bueno, y que aquello engorda, sin suposiciones de que tienes que dedicar tu vida a lo mismo que tu padre, y ser alguien de provecho y de éxito, porque estudiar es muy importante...

Y de repente, a los 40, te das cuenta de que todos, absolutamente todos, los que estudiaban y los que no lo hacíamos; las rubias de bote que se los llevaban a todos palante y los gafotas empollones; las pavicas y las que se subían la falda para ir en minifalda; las gorditas y los súper flacos; los que eran niños pijos y los que tenían que trabajar pa pagarse los estudios... TODOS, estamos igual de solos, casados o no, solteros o no... Y lo más que podemos pedir, es que alguna que otra noche, vengan esos amigos que te hacen que te despegues un poco de la penitencia adjudicada, y que por unos momentos flotes y sonrías sin tener mejores razones que ayer...

Da igual lo que hagas o dejes de hacer. Tu vida es la que te ha tocado vivir, y punto. Te guste o no. Aunque si la miras bien, tampoco está tan mal... Siempre podía ser peor...

Y suena...

Paramos la vida con nuestras manos...


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