viernes, 22 de junio de 2018

A veces, veo parejas...

Fin de semana de Junio, Julio o Agosto. Hotel de la costa. Parejas con niño pequeño, parejas de guiris mayores, parejas de guiris jóvenes, parejas de recién conocidos, parejas de casados, parejas...


En la piscina del hotel, ellas hablan sin parar, ya sea en inglés, alemán o francés (las guiris), o en español. Ellos (todos) con cara de estar pensando en otra cosa. Unos en el partido del mundial que se están perdiendo para evitar una pelea, otros en su trabajo, otros en la amante, otros en nada, y otros en la francesa en top less que se les ha plantao delante.
Ni una sola de las 45 parejas del hotel se hace carantoñas, se sonríe o se toca. Ni una. Vamos, que podías emparejarlos con diferente marido o mujer que no se iba a notar en nada el cambio. Qué pena oye.


Llega la hora de la cerveza y el pescaíto en el chiringuito. Igual. Parece que están en un velatorio en bañador, en vez de en la playa de descanso. Si no fuera por los gritos de los niños y los de las madres a los niños, y por los dos grupos de amigos que había (que esos sí hablaban), sólo se escucharían las olas y a los camareros pidiendo las comandas.

Terminan de comer. Toda la tarde en la playa.

Ellas vuelta y vuelta torrándose, con el bikini a conjunto del pareo y un bolso de paja muy playero y muy original. Todas iguales.
Ellos, unos con el móvil, otros con un libro, otros con el periódico, y otros mirando a la inglesa en top less que se le había plantado delante. Todos iguales.
Es curioso observar cómo se comportan los que están mirando a las tetas de la guiri mientras su mujer le cuenta algo muy interesante (para ella). Puede estar diciéndole "Cariño, tengo un amante, te dejo, me quedo con la casa y con todo tu dinero", que el tio ni se inmuta porque no se entera. Mirar tetas de otra y escuchar a la parienta, es incompatible.

A la hora de la cena, todas las amorosas parejas desembarcan en el comedor, emperifollaos y perfumaos como si fueran a una boda real, y coloraos como tomates, pero con el mismo semblante inexpresivo.














Se sientan en la mesita con velas con vistas al mar, anochece, el cielo naranja precioso, y nada, ellos siguen con el móvil o con la mirada fija en el infinito, y ellas hablando sin parar de temas que, aunque soy mujer, no entiendo por qué se los hacen oír a sus sufridos esposos. A saber:

Ella: "Manolo, tengo una clienta que viene todas las semanas a hacerse un tratamiento de belleza, y se pone unas cremas buenísimas naturales que le ponemos en el cutis, y se le queda con una suavidad que flipas..."
Él: Si, si...

Ella: "Pues Javi, tu hermana, como diga de venirse la próxima vez, ya puedes inventar una excusa, porque yo paso de aguantar a su marido, es un gilipollas".
Él: Si, si...

Ella: "Luis no sé por qué te has puesto esa camisa arrugada, si en la maleta tenías 4 planchadas, ayyyy este hombre!"
Él: Si, si...

Ella: "Antonio de verdad, qué soso eres, ahora cenamos románticamente y después nos damos un paseo y nos tomamos una copa, anda tonto, que es nuestro fin de semana romántico, y el partido de Grecia-Túnez no creo que sea muy interesante"...
Él: Si, si...

Termina la cena, los más valientes se salen a la terraza a ver el partido, con las parientas al lado agarradas al bolso, con cara de perro porque eso no es lo que esperaban cuando hicieron la reserva con tanta ilusión (porque siempre somos las mujeres las que hacemos las reservas en los hoteles para pasar los findes románticos), y otros se suben a ver el partido en la habitación, con las parientas al lado con cara de perro, por la misma razón.

Qué bonito es tener pareja oye.
Rezuma la pasión y el deseo entre todos ellos.

Unos, que se veía que llevaban menos tiempo juntos, bueno, ella le tocaba la mano a él de vez en cuando con una sonrisa pícara, pero se acabó subiendo sola a la habitación mientras su amado se unía a los otros que ya estaban viendo el partido en la terraza.

Intuyo que esa noche, hubo poco "love in the air". Por el pasillo de nuestra planta, se escuchaba el "Sábado Deluxe" en más de una habitación. Yo no digo ná.


Llega el desayuno. Nunca entenderé la manía de ponerlo de 8 a 10, para que tengas que poner el despertador para desayunar cuando te vas de vacaciones, tiene cojones...
Van entrando en el comedor poco a poco, ataviados de playa otra vez, eso sí, ellas con otro modelito de bañador y pareo distinto al de ayer, y ellos con el mismo bañador de hace 4 años descolorío y estrecho. A los tíos os da igual cómo sea el bañador, por vosotros iríais en calzoncillos a la playa.
Y todos con la misma cara de ayer o peor, vamos, que se confirma que nada de noche salvaje tuvieron, porque claro, con la piel quemada y el mal rollo del fútbol, como que no apetece. Bueno, las parejas de guiris mayores, es que ni se miran, es igual que las españolas, sólo que las guiris es que no se tienen rencor. No se miran y punto.












Los guiris se ponen un plato con huevos revueltos, salchichas, bacon y fruta, y se lo comen todo. Los españoles se llenan tres platos de bollería, tostadas, y otro con lo mismo que los guiris, para dejárselo entero, porque son imbéciles. En España no desayunamos esa burrada de grasa y no estamos acostumbrados a salado por las mañanas. Bueno, grasa sí, pero en bollería, que es distinta grasa.


Y venga, a pasar otro estupendo día en la playa. Otra vez igual que ayer. Ellas a plan de sol, inmóviles, vuelta y vuelta, pero con peor humor. Ellos, igual que ayer (leedlo arriba si se os ha olvidado), pero también con peor humor. Para colmo, había plaga de medusas, por lo que ni un chapuzón se podían dar. Hala, sol con sol, a pillar un cáncer de piel de los hermosos, pero eso sí, "el lunes vuelvo al trabajo como un tizón, a darles envidia a las desgraciadas que se han quedado en casa por no tener pareja con la que irse de fin de semana romántico a la playa, como yo" (le dijo una a alguien por el iPhone...).
Y de las parejas con niño pequeño, mejor ni hablar.

Vivir para ver...
Menos mal que no soy envidiosa... Ni me gusta la playa.

-Ésta es una historia basada en hechos reales-
-Cualquier parecido con la realidad, es porque ES la realidad-
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viernes, 1 de junio de 2018

Vértigo...

A lo que realmente tenemos miedo, es a la libertad de poder elegir la opción que queramos.
La buena o la mala. Es decisión tuya.


Tú decides y tú aciertas o te equivocas.
Y no siempre se está preparado para asumir ese riesgo.


A lo que realmente le tenemos miedo, es a ser LIBRES. 
Libres para elegir y acertar o equivocarnos. Una gran responsabilidad.
Es mucho más fácil cuando nos dan las cosas hechas y no tenemos que decidir.
El vértigo de la libertad, es como una droga.
















Quien ya ha decido, no tiene miedo. Pero tampoco LIBERTAD.
Si has tomado una decisión, estás cómodo, pero atrapado en ella.
O sea, hagas lo que hagas, estás jodido.

Deja de tomar decisiones y déjate llevar.
Ya estás jodido. 
No te preocupes por ná. Bah.

Arriésgate a equivocarte. Total, nunca sabrás qué hubiera pasado si hubieses elegido la otra opción. 
Cada vez que tengas que tomar una decisión, no pierdas ni un minuto pensando qué hacer, te vas a equivocar igual. Elige la primera que pilles, da igual.

A veces parece que no, que has acertado, y te pones tan contento, pero al final te acabas dando cuenta de que te has equivocado, porque la has cagado. Siempre la acabamos cagando. Antes o después. Tú y yo. Todos.


Las cosas pueden empezar bien o mal, sólo hay dos opciones.
Cuando empiezan bien, al final acaban mal, antes o después.
Si empiezan mal, ya no hay más que hablar.

No estoy siendo negativa, no. Estoy siendo realista.
Parejas, amistades, matrimonios, proyectos, trabajos...
Empiezan divinamente, hasta que se joden. Porque no hay nada que dure para siempre haciéndote tan feliz como te hacía al principio.
Ni parejas, ni amigos, ni trabajos. Todo se acaba convirtiendo en una costumbre sin emoción, porque ya sabes lo que va a pasar en cada momento.


Parejas que levan juntas desde el instituto y van a cumplir los 50, hasta los huevos están ya el uno de el otro. Se pueden querer mucho, si, pero es un amor de abuelos, no de adolescentes. A quien le mole eso, perfecto, pero que nadie jure que es feliz, porque la rutina y el saberlo absolutamente todo de la otra persona, no son ingredientes precisamente de la felicidad, sino de otras muchas cosas que nada tienen que ver con ella.
Miedo a estar solo, miedo a perder el status, miedo a quedarte sin trabajo, sin amigos... MIEDO.

Mientras tengas miedo, estarás atado a eso que no te hace feliz. Irán pasando los días, las semanas, los meses y los años, y cada vez serás más infeliz, porque no te atreves a romper con todo y hacer lo que de verdad quieres, a estar con quien de verdad quieres, y a decir lo que de verdad piensas.


Ese momento lo has pensado un millón de veces. Te da vértigo. Miedo a lo desconocido, a qué pasará si lo hago, a qué pasará si lo digo.
Y mientras tanto, se te va pasando la vida, sin ser consciente de que está en tu mano, que tienes la libertad de decidir qué y a quién quieres en tu vida, pero eso es dar un paso al vacío, y da miedo. Y como te da miedo, no lo haces.

Por eso, muchas personas siguen con una pareja que no les llena, un trabajo que no les gusta, o unas amistades que no le aportan, por el miedo a no saber con qué se encontrarán si dan el paso. Prefieren seguir aletargados pero seguros, antes de arriesgarse a ser libres.


A otros, lo que les gusta es precisamente sentir ese vértigo, esa sensación de no tener nada bajo los pies, de tomar una decisión arriesgándote a que te salga mal, pero que merece la pena por las sensaciones que te aporta ese momento. El vértigo te hace SENTIR, y engancha tanto, que estás dispuesto a perder lo que sea con tal de vivir esa sensación de riesgo.

Se nos olvida que solos nacimos y solos moriremos. Que todo lo material que tenemos se quedará aquí cuando nos vayamos, y que lo que hagas con tu vida, sólo depende de tí, y tienes libertad de elegir lo que quieres y a quien quieres en ella, ya que el único responsable de si la disfrutas o no, de si aciertas o te equivocas, eres tú. Nadie más.

Ahora, piensa si tienes la vida que quieres, y si no es así, da el paso.
Quien dijo aquello de "Más vale malo conocido que bueno por conocer", debía ser un amargao cagao con una vida aburridísima. Tanta prudencia, tanta cautela por no perder algo que no te llena, en vez de arriesgarte a conocer algo supuestamente mejor. Porque siempre acaba siendo mejor.

En fin, allá cada uno. Yo lo tengo claro.
Me quedo con el vértigo.


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