sábado, 26 de noviembre de 2016

Empresas serias...

Un amigo músico me la recomendó. Quería comprarle a mi hijo una batería eléctrica, para que pudiera desarrollar libremente sus inquietudes artístico-musicales dando rienda suelta a su inspiración poética, pero que a mí no me explotara la cabeza y acabara tirándome por el balcón a mí misma desde la azotea entre terribles sufrimientos.


Me mandó el link de Thomann, una tienda alemana.


Les pedí por internet la batería que me recomendó, accesorios y auriculares de baterista.
La página web es alucinante, está todo muy brillante. Y en español.

Como para tocar la batería hay 360 tipos de baquetas, 465 tipos de banquetas y 2.769 tipos de platillos... yo no sabía cuál de esas 3.605 referencias eran compatibles con mi batería. Quizá una guitarra hubiese sido más fácil.

Les escribo pidiéndoles que me confirmen que todos los chismes que he pedido, le sirven a mí batería, no vayan luego a no entrar.

Al minuto recibo su contestación, en perfecto español, con una redacción amable a la vez que exquisita y profesional, confirmándome "No se preocupe, todos los accesorios elegidos son perfectamente compatibles con la batería adquirida".

Pues al día y medio estaba aquí la batería. Flipante. Qué rapidez. Desde Alemania.

Abro la caja y empiezo a sacar piezas.
Y más piezas. Y más.
Y el niño viendo la tele. No sé pa qué me meto en ná.

1 Hora y 37 consultas a Google después, la batería está montada.
Y el niño viendo la tele.

Y luego dicen que montar los muebles de Ikea es difícil. A mí ya me han convalidao 5* de aeronáutica espacial después de montar la batería. Bueno, y la litera de Carrefour.
Me río yo de Ikea.

La de cables y clavijas que trae esto, copón. Siempre me arrepiento tarde de todo.


Cuando por fin encendemos la batería y conectamos los auriculares, se escuchaba muuuy bajo, vayapordios. Así que les escribí un mail y me contestaron a los 2 minutos, diciendo que me enviaban otros sin cargo para que probara si era problema de los auriculares o de la batería. DESDE ALEMANIA! Me quedo muerta...

Pues si, me llegan, los pruebo y resulta que ahora, ¡los otros se oían perfectamente!
Flipo y les escribo otra vez diciendo que me muero de vergüenza, pero que ahora los otros suenan bien, y que me digan cómo se los devuelvo y que por supuesto yo pagaba los portes.
Qué fatiga máxima.

Me contestan (a los dos minutos) diciendo: "No se preocupe, puede quedarse con los dos. Muchas gracias por ser nuestro cliente y estamos a su disposición para lo que necesite".


TO-MA-YA.
TÓMAYA!
(Ahora que me fijo, qué palabra tan rara... Tomayá.
¿Cuál será su origen etimológico?)

A ver... españoles. Si, vosotros. ¿Alguna vez, en toda vuestra azarosa vida, habéis vivido una experiencia semejante? Yo no. Es la primera vez. Y dudo hasta de que sea verdad y no haya sido un sueño... 

Os lo estoy contando y aún no me lo creo.

Yo estoy acostumbrada a llamar a Movistar 70 veces para darme de baja, que me atienda alguien desde Bolivia, y acabar llorando y tomando ansiolíticos. O ir a Carrefour porque me han cobrado de más (como siempre) y salir cabreá, cansá e igual que he entrado. O llamar 45 veces a Endesa y acabar en el psicólogo con episodios crónicos de ansiedad.
No sé, para mí esto de que te traten como a un cliente y no como a un apestado que molesta, es nuevo. Tienen gente de todas las nacionalidades para que te atiendan en tu idioma. Puff...

¿De verdad puede existir una empresa en la que te agradezcan que seas su cliente? Si? En vez de que te engañen, te roben, ¿y tengas que darles tú encima las gracias?...


Yo, si no es porque me pasa, no me lo creo. ¡Otra forma de tener una empresa es posible! Si! Y encima de buen rollo!

Si es que, los alemanes son alemanes por algo...
Y Spain, is different...

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1 comentario:

  1. Qué gusto debe de dar que le pase eso a uno. A mí nunca me ha pasado.

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