martes, 26 de septiembre de 2017

Gente diferente...

Qué dificultad. Qué reto. Qué sinsentido.
La gente.
Las maneras de pensar de la gente.
La forma de ver las cosas de la gente.


Hay personas que se mueren sin haber abierto su mente ni lo más mínimo. "Yo pienso así, y esa es la verdad absoluta".
Y todo el que no piense como yo, está equivocado y es un ignorante.

No, perdona. No. Eso no es así.

Cada uno nace en un sitio, tiene unas posibilidades, unas expectativas, una suerte, una capacidad, unas inquietudes.

Cada uno, piensa según lo que ha visto, vivido sufrido y disfrutado en la vida.
Somos un cúmulo de aprendizajes y experiencias.

Un señor que empezó a trabajar con 13 años, que acabó emigrando a Alemania para trabajar de albañil, que no ha teñido vida ni ha disfrutado de ella, y a sus 70 años ha vuelto a su pueblo, sin casi fuerzas ya para vivir, no puede pensar igual que un niño de familia bien, que con 5 años viajó a Nueva York con sus padres, con 16 años fue mandado a estudiar a Irlanda, que con 18 ya tenía el coche de moda, con 22 ya vestía de Armani para ir en su Masseratti al bufete donde trabajaba, y pasaba medio año recorriendo el mundo en clase Business.

Imposible que piensen igual. Ni que entiendan las cosas de la misma forma, ni siquiera parecida. IMPOSIBLE. Y entre uno y otro, hay todo un abanico de posibilidades.


Milagrosamente, la civilización ha conseguido llegar a vivir 20 siglos sin sacarse los ojos o inmolarse masivamente (aunque parece que ha llegado el momento...). Sí, hay cosillas por ahí todos los días. Pero son los menos. Tal y como están las cabezas, podríamos decir que es un milagro que estemos vivos. Por Dios y por los Santos. Qué cabezas tenemos.

Unos disfrutan con la naturaleza, otros con el deporte, otros con las drogas, otros con los libros, unos en los centros comerciales y otros solos en casa, otros con la familia, unos trabajando y otros sin trabajar, unos haciendo fotos y otros viendo la tele, unos con amigos, y otros con desconocidos. Unos con el sexo, y otros casándose con Dios.

Unos le temen a la muerte y otros a vivir. Unos le temen al dolor y otros al amor. Unos le temen a no tener y otros a dejar de tenerlo. Unos obligan, otros son libres. Unos están buscando, otros deseando perderse.

A unos les gusta lo que a otros no. Unos ganan lo que otros ni imaginan. Unos lloran, mienten o fingen mientras otros ríen por cualquier tontería.

Unos hacen cola para ver un partido de fútbol, otros una procesión. Unos se manifiestan por la paz, y otros provocando guerra. Unos se juntan para un concierto y otros para oír misa.


Somos muy diferentes. Totalmente distintos. Nada que ver.
Seguimos vivos porque existe el respeto. Poco, y cada día menos hay, pero el respeto es lo único que nos separa del caos total.

Gente que no nos gusta, vecinos que nos molestan, jefes que nos humillan, amigos que nos traicionan. Gente envidiosa, gente oscura, gente mala e interesada. Gente que odia y gente que no perdona.
Si no existiese el respeto, por pequeño que sea, estaríamos todos muertos. Ya nos hubiésemos matado unos a otros hace muchísimos siglos.

Lo políticamente correcto, es sonreír a todo el mundo, por ganas que tengas de verlos colgados del cuello. Eso es lo "normal", lo que todo el mundo hace. Hay que ocultar lo que piensas de los demás, porque no se puede ser sincero. Eso queda feo.


Luego estamos los locos. Sí. Los locos tenemos permiso para decir lo que pensamos, porque como estamos locos, la gente nos mira raro y ya está. Los locos hacemos cosas de locos, a saber: Los locos no sonreímos a todo el mundo, noooo. Los locos sonreímos a quien nos gusta o nos simpatiza. Pero dejamos de hablarle o miramos con asco a los que nos traicionan o intentan humillarnos. Estamos locos.

Los locos no le tememos a decir las cosas como las pensamos. Es más, nos da subidón. Eso de decirle a un gilipollas: "Eres un gilipollas", es lo más satisfactorio que puede experimentar el ser humano. Lo mismo que decirle "Vete a la miiiierda" a alguien a quien quieres mandar a ese famoso y concurrido lugar, y se terminó el problema. Pero oye, tampoco vamos por ahí mandando a la mierda a cualquiera, tenemos muucha paciencia y más educación, hasta que se nos acaba... Más que los que se suponen que no están locos. Porque nosotros, tenemos respeto a los pobres gilipollas.

Te pasas tú 6 meses deseando mandar a la mierda a ese nuevo compañero de trabajo, al que hubieras preferido no conocer, y un día le llevas la contraria, y te manda a la mierda él a ti. Toma ya. Eso te pasa por respetarle y no haberlo mandado a la mierda tú antes.


El mundo está loco, porque la gente está loca. Pero loca mala. Llevan tanto tiempo reprimidos, aguantado lo que no les gusta o no entienden, que están empezando a explotar poco a poco, por distintos puntos del planeta, sin pensar en si es la manera adecuada o la equivocada.

Los islamistas que quieren ser los dueños del mundo y ponen bombas para conseguirlo. Los catalanes que quieren ser autosuficientes y escupen a los policías y meten fuego a todo. Las niñas quieren ser mujeres con 12 años y van con el culo fuera y las tetas operadas. Los niños sólo quieren jugar a la Play y al fútbol. El Koreano poniendo el dedo en el botón rojo cada día, el americano también, a ver quién le da antes. La clase política española quiere seguir engañándonos 40 años más y nosotros lo estamos permitiendo. Pero protestar, poco. Tragamos carros y carretas, pero calladitos. No vaya a ser que si hablamos, cambien las cosas a mejor, nooooo... 

Somos tantos, tan diferentes, y tan complicados, que la humanidad ya no está condenada a entenderse, sino a extinguirse, más pronto que tarde.
Porque eso de conversar, como que no se lo plantea uno...
¿De verdad es tan difícil que cada uno viva su vida sin joder al prójimo?
¿DE VERDAD?

Esto no tiene arreglo, lo cojas por donde lo cojas.

En fin... Que no soporto a la gente. Y cada día que pasa, menos.
•••

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