viernes, 21 de diciembre de 2018

Tú decides. O no.

No hay absolutamente nada que te pueda pasar en la vida, tan malo como para que no puedas seguir viviendo. Todo es soportable.
De todo se sale y todo pasa. Y lo sabes.
Excepto lo que no tiene remedio, claro.

El tiempo que queramos estar sufriendo por algo, es cosa nuestra.
Dos días, tres meses o siete años.
Mientras le estemos dando vueltas a algo, ahí seguirá doliendo y oliendo.

Que se te rompa el coche, te deje tu mujer, te echen del trabajo, tu amiga se líe con tu marido, Hacienda te multe o se muera alguien. Todo duele, sí, pero en la medida que tú quieras que duela.
Y todo dura lo que tú decidas que dure.

Si decides tardar mucho en olvidar, entras en un estado desagradable, sombrío, triste, frío, aburrido e incómodo, en el que ya no vives, sólo existes. Y encima te compadeces de tí mismo. Pobre de mi.
Lo llaman depresión, ansiedad, y cosas así.
Dicen que es horroroso, que llegas sin darte cuenta, y que es dificilísimo salir.
Igual que las drogas. Ojo.

Todo es susceptible de convertirse en una droga para este ser humano que se guía por modas. Químicas, físicas, laborales, sexuales, estéticas, políticas, televisivas, ideológicas, culturales, populares, culinarias y vitivinícolas. 

Una gran masa de gente haciendo lo mismo a la vez, sin pararse a pensar si son felices haciendo lo que hacen. Sólo lo hacen porque es lo que hace todo el mundo, sea lo que sea. Y porque es lo que hay que hacer.
Los mismos pantalones todo el mundo, el lugar de moda para salir, la misma playa para veranear, el mismo perfume o el mismo videojuego.

Una gigantesca masa de gente con vidas lineales, exactamente iguales las unas a las otras, como las casas decoradas de Ikea, todas iguales around the world, que no sabes si estás en Berlín o en Sebastopol, en casa de tu cuñada o en la de tu vecina.

No se te vaya a ocurrir salirte medio milímetro “de lo que hace todo el mundo”, porque entonces ya eres raro, antisocial, antisistema, podemita, perroflauta, lesbiana, friki, puta o maricón. Te tienen que poner un nombre ellos, “los normales”... Los que hacen lo que hace todo el mundo... Los que te dicen Feliz navidad como un disco rallado, los que se apiñan en la playa porque es verano, y los que abarrotan las tiendas los domingos como si los otros 6 días hubieran estado cerradas.
Porque es lo que hace todo el mundo...
...
A lo que yo iba.
No te empeñes en recordar lo malo. No tiene sentido ¿no? Absurdo regodearse en la mierda.
Bien no se pasa. ¿A que no? ¿Pues, pa qué?
Cada uno tenemos la vida que decidimos tener, o en la que nos hemos visto metidos. En tu mano está ser tú o ser "como todo el mundo".

O haz lo que quieras. Tú decides. Vivir o sólo existir.

Pero luego no te quejes. Ni des el coñazo.

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