martes, 30 de julio de 2019

Ryanair CA-CA.

Madrid. Vuelo de vuelta a casa. 
21 de Diciembre, nevando.
Desde las 5 de la tarde haciéndonos cambiar de puerta, hasta las 12 de la noche. Nos recorrimos Barajas 40 veces de punta a punta. Vimos todos los putos colorines del techo. Y arrastrando con la maleta. Y sin fumarnos un puto cigarro. Y esperando que esa vez fuese la definitiva.
Menos mal que en el pasaje iba Rosa de España (si, la de OT), así entre fotos y autógrafos, se nos hizo menos pesada la espera. Por lo menos a nosotros, a ella no sé...


A las 12 de la noche nos dicen que lo sienten pero que no hay avión, y que si queremos recamar que vayamos al mostrador, que casualmente, estaba en la otra punta de la Terminal...
El manager de Rosa ya estalló y empezó de decir tacos, y ella intentando que se calmara. Lo que no sé es por qué teniendo pasta, se va en una compañía Low Cost...

Los de Santiago de Compostela se alquilaron un autobús para todos, los de Barcelona se fueron al puente aéreo, los de Mallorca se acostaron a dormir en el suelo, un poema todo...

Los demás, corriendo otra vez con las maletas a cuestas hacia el mostrador, donde había sólo un empleado...
Joven, inexperto, y negrito.

El pobre tenía una cara de acojonado como la que se te debe poner al ver acercarse un tsunami. O a tu ex con otra.
...
Pobre hombre.
Una avalancha de viajeros cabreados, desesperados, hambrientos, cansados, y sin un duro ni ganas ya de ná.

Poco a poco el pobre chico iba atendiendo a varios a la vez, haciendo lo que podía con su poco español que hablaba. Épico. No son listos ni ná los de Ryanair. Ahí os las apañéis todos.


Tras mucho rato en la cola de pasajeros, queriendo saltar unos sobre otros para insultar al negrito, nos vamos enterando de que se rellena un papel para reclamar a la compañía el importe del viaje, por haberse superado el límite de 6 horas de retraso que las normas de aviación comercial estipulan. Pero que ni te buscan otro vuelo, ni te pagan un bus, ni un hotel, ni un triste bocata, ni nada. "Señores, búsquense la vida"
O sea.
Después de 7 horas dando bandazos, ¿dos horas más de cola para recuperar 30€?
A tomar por culo.

Con los que has conocido durante la tarde dando bandazos, quedas en alquilar un coche y llegar a casa como sea. Hay que buscar soluciones.
Conduciendo 500 km. durante la noche por carreteras nevadas-heladas.
De puta madre. Las 1 de la mañana y a las 8 hay que levantarse para trabajar, con 5 horas de viaje por delante. No nos salían las cuentas por ningún lao.
Bien.


Vamos los 5 a los stands de las empresas de alquiler de coches. Una cola de 90 metros.
Sólo quedaban coches de alta gama. Vayapordios.
Claro, con tantas cancelaciones de vuelos por la nieve, había mucha demanda.

"El más económico son 900€ el día por dejarlo en otro aeropuerto a 500 km".
¿Perdona?

Uno del grupo era juez, y tenía un juicio a las 9.
Agarró las llaves, firmó el papel y nos dijo: "¡Vamos!"

Ostia puta.

Qué guay. Vamos a ir en un cochazo que jamás probaríamos en nuestra vida, y gratis.

En ese momento dice el generoso juez:
"Ahora hacemos cuentas. Estamos 5, salimos a 180€ por cabeza".
Ostia, que también es economista.

Mi hijo tenía 5 años. Veníamos de llevarlo a ver el Festival de Clan en el Palacio de Deportes. Con Bob esponja y Dora la Exploradora. Y Pocoyó.


¿Por un niño de 5 años nos vas a cobrar 180€? ¿Cabronazo?

Eran ya las 2 de la mañana. Un friooo. Un hambreeee. Un cansancioooooo...
540€ nos costó el peor viaje que hemos hecho en nuestra vida. Al cajero y a acuquinar.

Me cago en Ryanair, en el festival de Clan, y en los jueces que no piensan que los demás no ganamos lo mismo que ellos. Y en Pocoyó.

Bien, llegamos a nuestra ciudad. El primero en quedarse en su casa era el juez, y después el otro chico. Quedamos en que yo devuelvo el coche, que confían en mí. Vale.
Me siento donde el conductor, y me dispongo a seguir el camino, con más luces en el salpicadero que un Boeing 747. No tenía freno de mano ni palanca de cambios. Todo automático. Y a las 7 de la mañana y con lo que llevábamos en el cuerpo, no estaba la cabeza pa pensar ni pa leer manuales de cochazos en Google.


Por fin llegamos a casa, y ¡horror!, ¿cómo coño se saca la llave del contacto?
No había forma humana de averiguarlo. Y tampoco sabía cómo poner el freno de mano...
Y los vecinos saliendo a trabajar y mirándonos raro, con ese cochazo a esas horas...

A ver qué hacemos, si no podemos ni apagarlo ni aparcarlo, porque aquí son todo cuestas, y sin saber poner el freno... Y vaya que nos lo roben y encima nos busque la ruina...

Pues nada, son sólo las 7:45h. de la mañana, mejor nos vamos pal aeropuerto a dejar el puñetero coche y terminamos con la pesadilla.
Teníamos que coger el otro coche para poder volver, y no tenía gasolina, y el niño frito...

Ah! Antes de dejarlo, había que llenar el depósito... Dios.
65€ de gasolina del cochazo + 20€ del nuestro. Por si no teníamos ya poco gasto... Sorpresita final!

Este es el resumen (hay detalles para escribir una trilogía) de por qué no volveremos JAMÁS a volar con Ryanair. Y menos mal que no nos pilló en el extranjero...


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