jueves, 28 de marzo de 2013

¡¡NEGRO, TU NO JUEGAS!!

(AVISO: Este Post es larguillo ;) Se puede leer en varios días, no pasa ná).

El otro día, al llegar a la terraza donde había quedado con unos amigos para tomar algo, mi hijo rápidamente se fue a jugar con los niños que por allí había. Yo me senté en una mesa roja de Cruzcampo, de esas de plástico, ideales para el verano, que te levantas como si te hubieras hecho pis.

A los 2 minutos, se me acerca con gesto serio, y sin decirme nada, miro hacia el niño rubio con el que se había ido a jugar, que subido en su flamante bicicleta decía con sorna: "Ja ja ja, ¡NEGROOOOOO, NEGROOOOO, TU NO JUEGAS NEGROOOO!"



Desde pequeño, le he hecho ver que por ser negrito, no es diferente a los demás, en todo caso es MEJOR que los demás, tiene mejor cuerpo, una piel preciosa, y un pelo divino, y que los que se ríen o insultan a otro por ser de otro color, es porque son unos catetos que no han salido de su pueblo, y unos incultos como la copa de tres pinos piñoneros.

Estaba terminando esta frase, cuando veo a la madre del niño rubio acercarse a él, haciendo aspavientos y dando gritos, lo coge del brazo, lo arranca de la bici, le dice algo muy enfadada, y lo arrastra a la mesa donde estaba ella sentada con una amiga.

El niño llorando, se sienta en la silla, intentando decirle algo a su madre, pero ella, fuera de sí, actuaba implacable ante lo que su hijo había hecho.

A mi, tengo que reconocer, me sorprendió y me gustó ver que esa madre se preocupa porque su hijo no sea racista, y no le importa montar el numerito en una terraza llena de gente, porque prefiere bieneducar al niño rubio con ojos azules.... No es muy usual en nuestro entorno catetil, ver que una madre castigue así a su hijo cuando se comporta de esta manera. y menos rodeada de gente mirando...por desgracia, no lo es…

No pasaron 3 minutos cuando esa madre se levanta y con el niño agarrado por el brazo, se acerca a donde estábamos nosotros. Se para delante de mi mesa, buscando quién podía ser la madre del negrito, y yo le dije con media sonrisa: “Soy yo”.

Se me acercó con gesto de disculpa, pidiéndome perdón por lo que su hijo había hecho, y muy, muy enfadada. Me dijo que su hijo es muy aficionado al fútbol y se pone muy nervioso insultando a los negros del equipo contrario, y que ella no podía consentir eso. Se puso en cuclillas delante del niño rubio con ojos azules y le preguntó:

“A ver, ¿tú dónde has nacido?”
Y el niño, llorando, y balbuceando, dijo “ En Kazajistán”. 

Yo ahí, me quedé muerta...no me lo podía ni imaginar...o sea, un niño rubio con ojos azules, adoptado, nacido en Kazajistán, le llama NEGRO a un niño mulato, de madre española, nacido en ESPAÑA……curiosidades de la vida…


La madre seguía muy exaltada, preguntándole al niño cosas delante mía, haciéndole ver que lo había hecho mal, que en su cole hay chinitas, negritos, rusos, y que todos somos iguales.

Yo le cogí la mano y le dije “Tranquila, esto es muy difícil, lo sé, no te preocupes, mi hijo no se ofende porque lo llamen NEGRO, le he enseñado que eso no es un insulto, sino un don”, y ella insistía, muy nerviosa, en que no podía permitir que su hijo se comportara así.

Toda la gente de las mesas de alrededor, miraban asombrados lo que allí estaba pasando... parecía aquello una cámara oculta, y además, aprendieron una lección muy importante (o eso espero...).

Mientras todo esto pasaba, mi hijo jugaba al fútbol tan ajeno, con otro niño vestido de la selección española...qué cansinez oye...

La madre me pidió que cuando volviera mi hijo, lo mandara a su mesa para que el suyo le pidiera perdón. Volvieron a su sitio, y sentó al niño, que seguía llorando, en una silla, castigado sin jugar.

Al rato, cuando mi hijo se acercó a pedirme el segundo zumo, le conté lo que había pasado, y que ese niño rubio quería pedirle perdón. Me dijo que no le molestaba que le llamaran negro, porque en el recreo de su santísimo cole de pueblo, le dicen "negro de mierda" un día si y otro también (curiosamente, eso lo dicen los niños que van siempre vestidos de fútbol, más bajos y más feos que él, y que no han salido jamás del pueblo).
No quería ir solo a la mesa del ofensor, y quiso que le acompañara.

Nos acercamos los dos a la mesa del niño rubio y su madre. El kazajistaní, con los ojos más rojos que azules, y todavía haciendo pucheros, le pidió perdón por llamarle NEGRO, y mi hijo le dió un abrazo.

Se fueron los dos a jugar, el niño rubio le prestó al moreno su bici, y se pasaron el rato juntos, tan contentos y tan amigos.

Cuando tocó despedirse, se dieron otro abrazo, y muy sonrientes se dijeron “Hasta otro diiiaaa”.



Olé por esa madre, inteligente, guapa y generosa, que adopta a un niño de Kazajistán, que las está pasando canutas, según me contó, porque el niño es muy rebelde, y que se “molesta” en montar un numerito para que su hijo aprenda y se comporte, con lo desagradable que eso es, en vez de comprarle una PSP para que el niño esté sentado y callado sin molestar, como estaban los de la mesa de al lado…sin moverse ni inmutarse por nada...

Qué bonito es ver cómo hablando se entiende la gente, y cómo ver que hay personas que se preocupan por educar a sus hijos, sean adoptados o no, cuando lo más fácil es no hacerles ni caso, y criar monstruos. Lo difícil es lo que hizo esa madre, y si todas las madres fuésemos asi, la generación de nuestros hijos, en el futuro tendría menos problemas de los que está teniendo la nuestra, que no son pocos, y la mayoría por problemas de intolerancia entre razas y religiones.


A ver si sacamos más del pueblo a los niños, a ver si los llevamos más de viaje a que vean otras culturas, a que vean que en las grandes ciudades, conviven toda clase de razas en perfecta armonía, y que por ser negro, moro, chino, hindú o albino, no se es menos que nadie, sino exactamente igual...o quizá mejor. Vamos, la misma genética tiene mi hijo que el insultador...más quisiera!.

A ver si les compramos menos equipaciones de la mierda del fútbol, del que no aprenden nada bonico, y les compramos menos consolas con juegos violentos.

Y a ver si en casa aprendemos a hablar con propiedad, a enseñar a los niños que todos somos iguales, a no ensalzar y endiosar a los futbolistas millonarios que no tienen mérito ninguno aparte de jugar bien a la pelota, y a no insultar a los vemos por la tele que tienen menos que nosotros, que bastante tienen, simplemente por haber nacido donde han nacido...

Porque ese niño rubio, si viera a Pelé vestido de paisano paseando por su calle, también le insultaría por ser negro...

Un poquito de educación y de cultura, por favor, que insultar para hacer daño a alguien por su color de piel o su aspecto físico, denota, además de una exagerada carencia de educación, una catetez que supera los límites, y un barriobajerismo exacerbado.

Seguro que si los refugiados, en vez de sirios fuesen suecos, nos daríamos ostias por meter a uno en casa... 

Y si, he mezclado temas, pero pa eso soy la que escribe, y escribo lo que se me ocurre en el momento. Y me pongo mala con estos temas.

He dicho.

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