Después de 89 días con sus 89 noches de tener a los niños las 24 horas non stop.
Después 89 días sin haber tenido ni una milésima de segundo de silencio.
Después de 89 mañanas madrugando más que cuando hay cole.
Después de 89 noches tomando cañas con tapa, cogiendo los kilos que has soltado dutante el invierno.
Después de 89 días inventando cosas que hacer, echando horas en la piscina, pensando parques a los que ir, campamentos a los que apuntarlos, casas de amigos a los que visitar...
Después de 89 días, de 2.136 horas, una detrás de otra...
SE ACABÓ!!
Ahora empieza el cole, ese lugar donde llevamos a los niños para que los aguanten otros más preparados y descansados que nosotros, y que además cobran por ello, y si acaso, para que aprendan algo, que no les viene mal tampoco.
Ahora empezamos a madrugar por obligación.
Ahora tenemos que pasar una tarde entera forrando libros y poniéndole el nombre a cada lápiz y cada sacapuntas.
Ahora tenemos que vaciar el armario y probarles toda la ropa a ver si algo les sirve para este año. Y luego volver a meterlo todo, que es lo peor.
Ahora empezamos a recorrer la ciudad haciendo de madres-taxi llevándolos y trayéndolos de las actividades extraescolares, de inglés, de baloncesto, de música, de pintura, de natación...
Ahora empezamos a pasar las tardes teniendo que recordar cómo se divide con decimales, cuál es el órgano que está debajo del páncreas, quiénes fueron los primeros colonos, y cómo se produce la fotosíntesis...
Ahora tendremos que encender la luz de casa a las 6 de la tarde, ponernos pijama, cerrar las ventanas, sacar los edredones y poner la estufa.
Ahora tendremos que volver a verle las caras a todas esas madres insoportables en la puerta del cole, a tener que saber si decir buenos días o no según con quién te cruces (por no quedarte con la palabra en la boca), ahora volvemos a esas divertidísimas reuniones de clase, a esas inútiles tutorías.
Ahora volvemos a tener 3 cumpleaños por semana, a pasarnos las mañanas buscando regalos para niños que no conocemos. A pasar las tardes tomando café con madres que no nos aportan nada.
Ahora empieza la gente a contarse sus vacaciones, a lamentarse porque "lo bueno se acaba", como todos los santos años. Siempre lo mismo. Una y otra vez.
Ahora empezamos las dietas, los gimnasios, y todas esas tonterías que hacemos todos los otoños para perder kilos, y el próximo verano poder hartarnos otra vez de cañas con tapa.
Ahora empiezan los centros comerciales a ser los puntos de encuentro y diversión de la población. Venga, todos apelotonaos al mismo sitio. A hacer cola para entrar, a hacer cola para comprar, a hacer cola para salir. Qué divertidooo!
Ahora ya están los que tienen trabajo, contando los días para irse a una casa rural en el primer puente, para juntarse con la querida familia en las vacaciones de Navidad, para ir a ver procesiones en Semana Santa, para ir a las casetas a la Feria...y contándolos hasta para el verano que viene, para volver a tener a los niños 89 días con sus 89 noches, para no tener ni una milésima de segundo de silencio, para madrugar más que cuando hay cole, para no saber qué hacer para entretenerlos...
Y vuelta a empezar.
¿De verdad que la vida es bella?, porque a mi me parece un auténtico coñazo, sinceramente... Parecemos ratones de laboratorio, todos haciendo lo mismo a la vez, dándole vueltas a la rueda desde que nacemos hasta que morimos. Pos vaya diversión oye... Y porque no hay opción de bajarse de la rueda, que si la hubiera...más de uno y más de una ya nos hubiésemos cambiado de planeta.
Lo único que nos puede sacar de esa rutina es NO hacer lo que toca. Estaría bien ir a la playa en Diciembre (yo voy), a la Feria en Enero (a la feria jamás), a las procesiones en Febrero (yo jamás de los jamases), y llevar a los niños al colegio en Julio. Cuando no hay nadie en ningún lao. Y vestirte como te guste y no como se lleve, y estar solter@ to la vida, y tener hijos sin pareja, y hablar como te apetezca y no como se deba, y comer lo que quieras y no lo que te siente bien, e ir donde te guste, y no donde todo el mundo va, porque es donde hay que ir. Qué maravilla sería eso!
Pero no, no se puede. Te tomarían por loca. Hay que seguir haciendo lo que hay que hacer, lo que hace la gente "normal", todo el mundo a la vez, que es lo que está bien visto y permitido. Hay que nacer, estudiar, luego echarse novi@, casarse, tener hijos, tener un buen trabajo, una buena casa, un buen coche, y morirte de asco, en definitiva. Qué sopor todo...
Si no fuera porque de vez en cuando se saca la pata del tiesto (cada uno a su manera), esto no habría dios que lo aguantara, reconocedlo...
Así que venga, todos a pensar cómo vais a sacar la pata del tiesto, al menos una vez cada dos o tres meses, que todo lo demás ya no lo tenéis que pensar, porque es siempre lo mismo y lleváis años haciéndolo. Con dejaros llevar, está todo hecho. Ya te despiertas, te levantas, desayunas, vas al trabajo si tienes, comes, duermes la siesta si puedes, meriendas, ves la tele, cenas y te acuestas todos los santos días de tu vida, y sin pensarlo. A eso le llamo yo tener una vida excitante.
Un viajito inesperado, una sorpresa a quien te aguanta to los días, un concierto, una salida de cañas entre semana, cualquier cosa que se supone que no debas hacer, pero que necesitas hacer, HAZLA!, VIVE PELIGROSAMENTE!!, que el mundo va a seguir su curso, y nadie va a morir. O por ejemplo, salir de casa sin tomarte el Actimel, prueba!!, adrenalina pura brotando por los poros!, arriésgate!
Porque sino, la vida es un auténtico COÑAZO, y lo sabéis...
Lo que no sé, es cómo he terminado hablando del Actimel y de lo coñazo que es la vida, si empecé contentísima porque mañana empieza el cole...
A veces se me va un poco la pinza...
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