sábado, 6 de agosto de 2016

Pobre ser humano...

El ser humano es IMBÉCIL. Si, somos total y completamente imbéciles.
Había una vez un planeta azul, lleno de verdes bosques, con aire puro, aguas limpias y animales libres. Un paraíso.


Empezó ese planeta a llenarse de seres humanos. Poco a poco. Con el paso de los años, de las décadas y de los siglos. Cada vez había más seres humanos poblando ese lugar que se nos dio para vivir en él, disfrutarlo y sacarle partido.
Pero en algún momento, la cosa empezó a torcerse. Cada vez había menos agua, menos aire puro y menos animales. Y más humanos...


El ser humano pensó que estaría bien construir vehículos para desplazarse y no tener que andar, aunque para ello hubiera que contaminar el aire.
Pensó también en hacer carreteras para poder utilizar esos coches, aunque para ello tuviera que destrozar bosques y montañas.

Pensó que estaría bien tener calefacción en invierno, y aire acondicionado en verano, aunque para ello tuviese que producir energía contaminante y luego malgastarla.

Pensó que estaría bien fabricar objetos que le hiciesen la vida más cómoda, aunque para ello hubiera que contaminar ríos y mares.

Pensó que estaría bien tener miles de zapatos y prendas de ropa de todas las formas y colores, aunque para ello hubiese que explotar a los seres humanos de los países más pobres, y seguir contaminando.

Pensó también que estaría bien hacer piscinas, campos de golf por todas partes y parques acuáticos para refrescarse y divertirse, aunque eso supusiera derrochar agua y exprimir los recursos naturales.


También pensó que los animales podían adaptarse a vivir en pisos, en jaulas y con cadenas al cuello, aunque les privara de su libertad y hábitat natural.
Y que podía quemar montes para construir casas, aun sabiendo que dañaba el ecosistema.
Y abonar las hortalizas con productos químicos para que crecieran más rápido, aunque ello las hiciera insípidas y cancerígenas.

Y pensó que se divertiría más bebiendo alcohol, fumando tabaco o tomando drogas, y comiendo fritos, y bollería industrial, y pizzas y hamburguesas, aunque eso le provocase enfermedades mortales.

Y para entretenerse inventó la televisión, y las consolas, y los móviles, las tablets y cientos de artilugios totalmente innecesarios para vivir, aunque eso acabara con la comunicación entre las personas y para su fabricación se siguiera contaminando ese planeta que antes era azul, y que cada vez es más negro.

Y lo único que le importaba al ser humano, era ser más que nadie, tener más que nadie, el coche más grande, la casa más grande, el trabajo mejor remunerado, la pareja más fantástica, el perro con más pedigree, los hijos más listos, el cuerpo más atlético, y así podría seguir enumerando gilipolleces hasta el infinito.


Nos hemos convertido en una manada de descerebrados que sólo piensa en tonterías y sólo vive para tener más y más cosas, y acude en masa a lo que se supone que está de moda, o es divertido, o hay que hacer, o hay que comprar, sin pararse a pensar si gusta o no, si se necesita o no, si apetece, o no... El caso es acumular cosas y tenerlo todo.
Y estas cosas no nos hacen felices, nos hacen esclavos.

Y el colmo de los colmos es el último invento ese de ir todo el día con la mirada clavada en el móvil buscando Pokémons... ¿¿Pero esto está pasando de verdad??... Si antes no me sentía identificada con esta sociedad, ahora ya creo firmemente que al nacer me faltó oxígeno o algo necesario para ver las cosas como el resto de los humanos, porque de verdad, o soy muy rara, o los muy raros son los demás, pero aquí algo falla.


A veces pienso que se podría vivir perfectamente en cualquier lugar, sin agua corriente, wifi ni luz eléctrica, con una tomatera y una gallina que ponga huevos para alimentarnos, como antiguamente. Pero nos han creado tantísimas necesidades, que ya hasta para limpiarse el culo hay cientos de marcas, con más o menos capas, con más o menos suavidad. Hay demasiado de todo, y nada de lo que hay es imprescindible para VIVIR.
Esto es un horror. Se nos ha ido la olla y la perspectiva. Y esto ya no tiene marcha atrás. 

Hay demasiada gente en todas partes. No nos entendemos ni ponemos de nuestra parte para que así sea, sólo pensamos en nuestro ombligo y que gane el más fuerte, o el más pudiente. Y si por el camino hay que envenenar el aire, o matar animales, o incluso dejar morir a otros seres humanos, no nos importa en absoluto. Cada uno va a lo suyo, y así, no vamos a ningún lado. 

La vida de antes sería más aburrida, pero desde luego, era mucho más sana. Y la gente era más solidaria con el vecino. Cualquier tiempo pasado fue mucho mejor...


No quiero ser tremendista ni catastrofista, pero es que, aún sin ver las noticias (por lo que me estoy ahorrando saber cientos de barbaridades), creo que ya hemos llegado demasiado lejos... Ya no nos sorprendemos por nada, y somos capaces de oír que una mujer ha sido descuartizada por su pareja, o un inmigrante apuñalado, o un niño violado por un cura y después ver los resultados del fútbol con la misma tranquilidad. Incluso lo del fútbol nos inquieta más. Somos imbéciles, y asquerosos.

Y así, ha llegado un momento en el que el ser humano es cualquier cosa, menos HUMANO.

Y somos tan listos que nos hemos cargado el planeta. Por eso hay tantas enfermedades, por eso el clima está cambiando, por eso la gente mata sin sentido, por eso las cabezas están locas. Hemos contaminado el aire, los ríos, los mares, tenemos a los animales metidos en vitrinas, comemos mierda muy bien envasada y lo estamos llenando todo de basura.


Lo hemos conseguido. Enhorabuena. Era imposible hacerlo peor.

¿Cómo intentar remediarlo? No contamines, sonríe al vecino, recicla, ayuda a quien te necesita, no derroches, sé solidario con los que tienen menos que tu, respira hondo, piensa que no tenemos otro sitio donde vivir, y quizá así, podamos parar un poco este desastre... O al menos, ser un poco más HUMANOS.

Lo siento, es que este calor me derrite y las fiestas del pueblo me atacan a las neuronas. Cuando llegue el otoño seré más optimista... O no, porque para colmo de males, con el panorama político que tenemos, es como para ir ahorrando para el billete de sólo ida a Marte.
Allí no hay agua, ni centros comerciales, ni wifi, y espero que tampoco haya tanta gente...
•••

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4 comentarios:

  1. Julio Sánchez Noguerol6 de agosto de 2016, 21:22

    Es triste, pero es la pura realidad. Debemos concienciarnos. ¡Gracias!

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  2. Es la vida misma. Una pena que quizás sea tarde, habrá otra vida para vivirla?

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  3. Ay yo tengo algunos post dedicados tambien a esto!!!! me encanta!!! me alegro un monton de haber conocido tu blog!!! es maravilloso. Un abrazo!!!

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