viernes, 10 de marzo de 2017

Anti-empatía...

El mundo está hecho una mierda.
El ser humano es como una polilla que poco a poco, se está comiendo todo lo bueno que teníamos. Todo.
Y no hablo ya de recursos naturales ni de medio ambiente. NO.


Hablo de la ANTI-EMPATÍA que reina en el ambiente, de las pocas ganas de la gente por hacer las cosas bien, por agradar, por ser justos con los demás, por ser amables, por ser eficientes y ayudar a que la vida sea un poco menos desagradable en el día a día.
Ha desaparecido la simpatía por los semejantes. Ahora es todo agresividad, malos modos, estupidez e incomunicación. Y puedo pasar por encima de ti, mejor.

Partiendo del trillado tema de los que están detrás de un mostrador (ya sea de Hacienda o de una administración de lotería, una papelería de barrio o un mostrador de admisión de un hospital), nadie sonríe, nadie está por agradar, por solucionarte el problema que lleves, hacerte más agradable el día o venderte la goma de borrar con una sonrisa.
Bueno, sí, algunos hay, pero son una aguja en un pajar. Cuando me encuentro a alguien que te atiende con una sonrisa, antes de irme le doy un abrazo y las gracias. Las cajeras del Lidl ya me ven y se me tiran a los brazos. Y mi psiquiatra ya sabe que cuando entro, lo primero que hago es darle un abrazo apretao y muchos besos.
Hay que potenciar los buenos modos.


Es muy fácil. Hay simplemente que ponerse en el lugar del otro. Una cajera que se pasa 8 horas al día pasando códigos de barras por el escánner, pii pii piii pii pii piii, y encima tiene que soportar la estupidez del cliente que tiene prisa y cara de ajo. O viceversa.

Esos que te atienden al teléfono con menos gana de la que tienes tú de ir a una reunión del colegio, que ni te escuchan. O esos jefes de estudios que, alardeando de estar ahí para ayudar, no te dejan hablar cuando necesitas contarles un problema de tu hijo. Bah. A nadie le interesan los problemas de los demás. Cada uno tenemos los nuestros, ¿verdad?, para qué vamos a ser amables con nadie. Que se jodan.

Y así nos va a todos. Caras largas por todas partes, pitidos de claxon por menos de un misto, insultos, agresividad, desgana. Qué bonita es la vida oye. Sobra gente en este planeta, y mucha.

Quien no tenga ganas de vivir, que no viva, pero que no vaya por el mundo esparciendo su mierda a los demás.

Yo todas las mañanas salgo de casa con buen humor, y ¿qué me encuentro?. MIERDA. Por cada esquina, tienda y rotonda.
Por dios ¡qué sopor!


Cada vez está más extendida la costumbre de los peatones de dar las gracias a los coches, cuando se paran para que pasen por el paso de peatones, ¡porque es un milagro! El mundo al revés.

Dios, los extraterrestres o la generación espontánea nos dieron la capacidad de expresarnos, de comunicarnos, y nosotros no la usamos. Hablando se entiende la gente. Exponiendo cada uno su problema o su punto de vista, se puede generar una interesante conversación, de la que las dos partes aprendan algo y así enriquecerse mutuamente. Que tú ves las cosas de una manera y yo de otra, pero eso no significa que ninguno de los dos estemos equivocados, sino que las vemos desde diferentes perspectivas, ¡y no por eso hay que liar una batalla campal! 

Nadie tiene por qué intentar convencer a nadie de nada, que cada uno haga lo que le parezca oportuno mientras no moleste a nadie.

Respeta si quieres ser respetado. Tolera si quieres que te toleren. No es tan complicado de entender, ¿no?


Pero no. Preferimos mirar con cara de asco e insultar al primero que podamos. Es más cómodo que sonreír y escuchar. Y así no vamos a ningún lado. Bueno, sí, vamos al desastre, a la sinrazón y a los conflictos constantes entre seres humanos.
A la vista está.


En general, la gente no escucha para entender lo que se le explica, pasan directamente a defenderse. No hay comunicación fluida ni espesa, nadie tiene la intención de aprender de los demás, sólo de imponer sus pensamientos.

Con lo fácil que sería escuchar al otro, y una vez entendida su postura, emitir la nuestra y así, intentar llegar a un entendimiento. Pero no, hay que hablar solapándose, con agresividad, sin escuchar, porque lo importante es quedarme por encima tuyo.
Y así, NO.

La comunidad educativa, por ejemplo, (salvo honrosísimas excepciones), está quemada, superada, cansada, y en vez de ir a clase a enseñar y educar, van a reprimir, a poner partes de mala conducta, a castigar, a amenazar y a frustrar a unos NIÑOS de 12-13 años que no entienden por qué ya no pueden ser niños, y tienen que comportarse como si de un cuartel de infantería se tratase. Que sí, que estamos de acuerdo en que los niños son infantiles, chinchosos y despistados. Por algo son niños. Si fueran adultos de 40 años "se supone" que eso no pasaría.

Y también se supone que el que es médico o maestro, estudió eso por vocación, y no por un sueldo. Es como si un policía no quisiera salir de patrulla por miedo a los chorizos. Un profesor que no soporta a los niños, debería dedicarse a otra cosa. Igual que un médico que no está ahí para mejorar nuestra calidad de vida, sino para expender medicinas cual máquina de café.
Que hubieran estudiado para churreros!


El caso es que me da MUCHO ASCO el sistema, en general. Me falta ir con rastas y dos perros sucios. Ya casi nadie se esfuerza por hacer bien su trabajo, y menos cuando es de trato al público. Pa qué. Los profesores se creen que se van a encontrar siempre a padres histéricos sin educación, y así te reciben aunque vayas con calma y toda a educación de tu vecindario encima. Los médicos con cara larga y sin siquiera mirarte a la tuya. Y claro, con esa predisposición, ya me dirás tú a qué fin se llega. A ninguno.

Quiero hacer mención especial al empleado de la ITV, que en 35 años es el primero que me encuentro que sonríe. Y a la empleada de la compañía de aguas, que fue muy amable. Creo que ya hasta el año que viene no tendré la suerte de encontrar a otro empleado simpático, pero ya me doy por afortunada.

Los funcionarios del Servicio de Empleo, por ejemplo, olvidan que por muy quemados que estén, quien les llama es gente en paro, sin recursos, desesperados por encontrar un trabajo, y no se les puede contestar de mala manera, a gritos y sin ninguna intención de ayudarles. Claro, ellos tienen su buen sueldo y su silla en una oficina acondicionada, y se creen dioses del Olimpo.

Un poquito de EMPATÍA por favor, que es gratis...


Los que trabajan metiendo Brócoli en cajas, o curando jamones en un almacén, pueden ir con la cara que quieran y decir lo que les dé la gana, porque están tratando con materia inerte. Pero quien trata con personas, debería dar lo que, en caso de estar al otro lado, le gustaría recibir.

Y cuando empieza el calor... Razón extra para que la gente suba su agresividad en 10 grados. Salir a la calle es una actividad de riesgo. O te pillan o se cagan en tu madre. O las dos cosas. Qué estrés lleva todo el mundo. Qué asco más grande.

Qué bonito sería saber que, vayas donde vayas, te va a atender alguien amable, sonriente y eficiente, ¿verdad? Como en los anuncios. En la farmacia, en el estanco, en el banco, en los juzgados, en el hospital, en la floristería, en el Centro de Salud, en el Registro Civil, en el Bus, en el Mercadona, en el taller o en la academia de inglés. Bueno, sé que pido mucho, pero todos tenemos derecho a tener ilusiones...

Bueno, recuerda: Si vas sonriendo por la calle y te diriges a los demás con alegría y educación, quizá te tomen por loco, pero seguro que te encuentras a alguien que te lo agradece. O no. Pero te sentirás mejor que yendo por la vida con cara de asco. Prueba, que eso, todavía, no está prohibido.

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2 comentarios:

  1. Por muchas cosas has pasado y repasado. Cuando hablas de la cajera, me acuerdo de la canción de Ismael Serrano "Reina del súper" y claro cada vez que yo voy, las miro un poco compadeciendolas, todo el día aguantando caras largas y sueldos bajos. Golpes bajos de la vida. Por otro lado, si que es verdad que hay un ambiente enrarecido, fruto de la frustración general que hay con la clase política, baja estofa que no nos merecemos, y de la que recibimos poca empatía como comentabas y muchas injusticias y que no alivian, todo lo contrario, los sinsabores que proporciona la vida. Y de la comunidad educativa poco que decir que no hayas dicho ya. Alguna vez he dicho que a los niños no les hacen faltan tantos castigos y más cariño, que es en realidad lo que están reclamando, reclamando en el desierto....Ese anhelo infantil derivado de familias desestructuradas y ocupadas en un devenir eléctrico, ausente y con la dictadura permanente de los móviles, que en vez de comunicar, incomunican. Padres que entregan su papel, el de padres, al profesorado, ese del que hablas que está frustrado y quemado, en parte, por la razón antes mencionada, la poca atención que reciben los menores en sus casas. Y ya por último, que seguro que te habrás dado cuenta, que la gente ya ni te mira a la cara, mejor dicho a los ojos, como forma también de comunicarse, como diciendote, ey, que estoy aquí para ayudarte y no soy tu enemigo....". En fin, que vamos al caos, esperemos no tener que padecer una guerra civil, quizá sea exagerado, pero al paso que va la humanidad.....veremos

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