miércoles, 22 de junio de 2016

Malas noticias...

Hace muchos años que no me siento a ver o leer las noticias, así como se supone que todo adulto debe hacer para estar informado de la actualidad mundial.
Quizá a mis años, aún no sea lo suficientemente adulta como para que me interese saber ciertas cosas.


Hace muchos años que no me importa una mierda la política, que no quiero saber cuántas mujeres han muerto a manos de sus maridos, ni cuántas personas han muerto en accidentes de tráfico, cuántos inmigrantes se han ahogado en las pateras, cuántos niños son víctimas de malos tratos, cuántos goles/millones han metido/ganado los futbolistas, quién le ha puesto los cuernos a Belén Esteban, cuántos perros han sido abandonados después de navidad, ni cuántos políticos nos están robando en nuestra cara.

Son datos alarmantes, todos, que nos hacen sentirnos muy mal, y a la vez, impotentes.

Pues ¿sabéis qué?. Que hace muchos años que no tengo ansiedad, que hace muchos años que me siento mejor, que hace muchos años que estoy mucho más tranquila y feliz. Quizá tenga algo que ver el haberme bajado del tren de la información...

Sentarse a ver las noticias, es enchufarse a una máquina que te mete mierda y sensacionalismo en vena, como la quimioterapia, pero que no te cura nada. Todo lo contrario. Te enferma.
Quizá yo sea más sensible de lo normal, pero no me creo yo que a un ser humano normal, no le afecte negativamente ser consciente de lo que tenemos alrededor...


No hay una sola buena noticia. Sólo hay muertes, corrupciones, robos, asesinatos, abandonos, pobreza, malos tratos... Y ¿me decís que es necesario saberlo? ¿Para qué? ¿Para tener tema de conversación en el desayuno? ¿Para que los demás vean que estás muy informado de la actualidad?... ¿¿Para qué??

Pues con todos mis respetos, podéis seguir informadísimos, porque yo pienso seguir sin saber qué coño está pasando en el mundo.
No puedo hacer nada por salvar a los inmigrantes de morir ahogados, ni por evitar que una mujer muera por una paliza, ni por solucionar las peleas políticas, de religión o de culturas.
Si pudiera hacer algo, lo haría, pero ¡no puedo! Y vosotros tampoco.
Tal y como está la cosa, para nosotros ya es una "buena noticia" que no suba la gasolina. Es lo más positivo que se puede escuchar en un telediario. Con qué poco nos conformamos...

Somos hormiguitas en este mundo gigante lleno de mierda. Cada día nos meten la dosis de malas noticias para que no podamos vivir tranquilos, aumenten las enfermedades mentales, las ansiedades, y vivamos amargados. Así se venden más antidepresivos y las salas de espera de psicólogos y psiquiatras están llenas. Y la gente acude a los centros comerciales a comprar compulsivamente creyendo que así serán más felices, llenando sus casas de todo tipo de artilugios, alimentos y prendas que ni necesitan ni les harán más felices, pero sí estar más endeudados.
Todo gira en torno a lo mismo: el dinero. Y nosotros somos los conejos de indias, con los que los que mandan se forran y se lo pasan pipa viéndonos caer. Les seguimos el juego, nos creemos todo lo que nos dicen, hacemos todo lo que nos mandan, compramos todo lo que nos ofrecen...


Desde hace ya años, concretamente desde el 11-S, no he vuelto a ver un telediario. Aquel día me di cuenta de que el ser humano es el cáncer del planeta, de que estamos en manos de nosotros mismos, y que no somos de fiar.
El ver a gente desesperada saltar al vacío desde un piso 50, porque unos locos habían decidido estrellar unos aviones llenos de gente contra ese edificio, no me hacía ningún bien psicológicamente. De hecho no pegué ojo esa noche, ni la siguiente, ni varias más. Tuve que tomar ansiolíticos durante unos días. Quince años después me siguen rondando la cabeza esas imágenes. Y es que después vino el 11-M. Y muchas fechas más. Y es que esto no se acaba nunca.
Y entre una fecha y otra, montones de barbaridades de todas clases. Lo de que un chalao coja una metralleta y se líe a tiros en un instituto de Nueva Jersey, en una redacción de un periódico, en una sala de conciertos de París o en una discoteca de Orlando, empieza a ser demasiado habitual.



Estamos tan habituados a ver burradas en el telediario, que ya no nos sorprendemos por nada. Somos capaces de estar comiendo macarrones con tomate mientras vemos a un niño de la edad del nuestro, desangrándose en mitad de un campo de minas.
Y nuestros hijos, desde bebés están escuchando noticias terroríficas, que ningún bien pueden hacerle a sus inmaduros cerebros. Lo de que a todos los niños les guste "La que se avecina" no deja de ser inofensivo.

El crecer escuchando que hay miles de personas tiradas en tierra de nadie, niños que han nacido en sitios donde un mendrugo de pan duro es a lo más que pueden aspirar, hombres que descuartizan a la madre de sus hijos, o gente que en nombre de la religión o por mal de amores, asesina a montones de inocentes, no creo que sea muy positivo para su desarrollo mental.


Decidí dejar de prestar atención a lo que pasaba en el mundo. Está claro que es imposible estar totalmente ajeno, porque vives rodeado de gente que se empeña en contarte, escuchas conversaciones por la calle, o en Facebook ves sin querer la última barbarie, pero leo el titular por inercia y miro a otro lado. No quiero leer más. Si, miro a otro lado. Por mi salud mental y la de los que me rodean.
No está en mi pequeña mano solucionar ninguno de esos problemas, y no entiendo la necesidad de estar informado al milímetro de todas y cada una de las burradas que ocurren, y con todo lujo de detalles.

El que quiera, es libre de estarlo, pero yo también soy libre de no querer saber nada.
Probad. Proponeos dejar de estar informados durante unos días. El mundo seguirá su curso, nada cambiará (por desgracia) excepto que os sentiréis mejor, dormiréis mucho mejor, tendréis mejor humor, y todo esto repercutirá positivamente en vuestra vida social y personal. El hipocampo almacena recuerdos y ahí los tenemos revoloteando el resto de nuestra vida, sin necesidad. Y eso se puede evitar. Es una simple limpieza mental, indolora e inofensiva.
Si pasados unos días veis que no podéis vivir sin saber los muertos del día o los nuevos políticos corruptos, podéis volver a ver las noticias. Pero estoy segura de que muchos de vosotros os daréis cuenta de que se vive mucho mejor en la ignorancia.
Dedícate a saber cosas que te interesen y sirvan para algo, que te hagan sentir bien, cosas bonitas y alegres, y déjate ya de tanta catástrofe y tanta mierda, que sólo consiguen amargarte la existencia.

Las cosas malas no van a dejar de pasar, pero el que las incluyamos en nuestra vida diaria, y dejemos que condicionen nuestro carácter y nuestra salud, es elección nuestra.

Y el domingo, otra vez elecciones, para elegir no sé muy bien qué. Ya elegimos hace 6 meses y medio, pero los señoritos no se ponen de acuerdo, así que otra vez a hacer la pantomima de ir a ejercer nuestro derecho al voto, derrochando otra fortuna que debería salir de sus bolsillos y no de los nuestros, para que después, los señoritos vuelvan a no ponerse de acuerdo y hagan lo que les de la gana.


Esto no tiene arreglo. Bueno sí. Que haya una novena glaciación, u otro Big Bang y empecemos de cero, con dinosaurios y hombres en taparrabos incluidos.
La alternativa a este mundo asqueroso que tenemos, es que cada uno se haga su propio mundo, donde sólo deje entrar a la gente que le guste, haga las cosas que le gusten, y deje fuera todo aquello que le hace daño o simplemente, no le deje estar tranquilo.

Yo hace muchos años que duermo divinamente, ¿y tu?...

•••

Más post en la columna de la derecha ;) ---->
•••

SÍGUEME EN TWITTER, si quieres claro... 😂

2 comentarios:

  1. María José López22 de junio de 2016, 12:51

    Voy a probar. ¡Buen post!

    ResponderEliminar
  2. Antonio Sánchez Madrid23 de junio de 2016, 11:27

    La realidad supera la ficción, a mi esto ya me supera. Voy a probar a no ver las noticias yo también. ¡Gracias!

    ResponderEliminar